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Cómo desarrollar el pensamiento crítico en la infancia

Cuando hablamos de pensamiento crítico nos referimos al proceso intelectual que se realiza de forma consciente y que nos permite pensar de manera analítica, evaluar, interpretar y explicar la realidad de manera objetiva; de esta manera estamos receptivos a la información y nos permitimos cuestionarla si tenemos dudas a la hora de  tomar una decisión.


Con la llegada de las nuevas tecnologías, encontramos  infinitas fuentes informativas a las que acceder gratuitamente y nos preguntamos: ¿nuestros niños y niñas  son capaces de diferenciar entre la información que es relevante y la que no?, ¿diferencian aquellas fuentes fiables de las que no lo son?, ¿saben tomar decisiones fundamentadas?,  ¿tienen una opinión propia basada en el contraste de información? 


El pensamiento crítico implica el buen uso de un conjunto de capacidades para saber analizar, reflexionar, comparar, discernir, explicar, decidir… sobre la información a la que accedemos.


  ¿Qué implica el desarrollo del pensamiento crítico?

  • Profundizar en los datos informativos para comprender su significado real.

  • Contratar los hechos y las situaciones desde varias perspectivas.

  • Tomar una decisión con autonomía y responsabilidad.

  • Algunas características del pensamiento crítico para tener en cuenta y favorecerlo en nuestros niños podrían ser:

  • Estudiar con detalle la información antes de emitir conclusiones.

  • No sentirse conformistas.

  • Estar pendientes de nuevos descubrimientos y relacionar los conocimientos nuevos con los antiguos (aprendizaje significativo)

  • No tener opiniones rígidas, aceptar las ideas de los demás y reconocer cuándo están  equivocados.

  • Afrontar las decisiones difíciles.

  • Controlar sus comportamientos (auto-regularse)

  • Mantener la calma ante pensamientos contrarios y no dejarse llevar por los impulsos (reactividad)

  • Otorgar a las opiniones y situaciones vividas hasta el momento el valor que objetivamente se merecen.

 

¿En qué consiste “pensar de forma crítica”?

Pensar de forma crítica favorece la motivación y la curiosidad por aprender, ya que convierte al niño en el protagonista de su aprendizaje y no en un mero receptor de la información. Se trata de pensar de forma racional teniendo en cuenta todas las posibles opciones y las consecuencias derivadas de éstas, sin dejarse llevar por las emociones, lo que supone una ventaja a la hora de resolver problemas y tomar decisiones. En definitiva, el pensamiento crítico permite a los niños tener más conciencia social y anticipar acontecimientos actuando ante ellos con autonomía y responsabilidad, así como ser más flexibles a nivel cognitivo y ante distintos puntos de vista.


¿Se puede aprender a “tener pensamiento crítico”?

Encontramos niños curiosos por naturaleza que se cuestionan las cosas de forma natural. No obstante, todos pueden aprender habilidades de pensamiento crítico y nosotros, los docentes, podemos realizar actividades para favorecerlo. Aquí os dejamos algunos ejemplos:

  • Dar respuesta a su pregunta de manera indirecta: Siempre que el niño pregunte el porqué de algo es importante no responderle de forma directa, sino preguntarle qué cree él para que primero obtenga sus propias conclusiones.

  • Realizar actividades de observación en las que el niño tenga que responder a través de pequeños detalles. Por ejemplo, pedirle que observe una imagen de una situación concreta y preguntarle: ¿Qué crees que está ocurriendo aquí?

  • Servir de modelo ante la resolución de sus problemas.

  • Promover preguntas que le inviten a pensar.

  • Darles tiempo para reflexionar y responder.

  • Antes de comenzar la lectura de un libro, hacerle preguntas para que sea consciente de la información previa que conoce acerca de ese tema.

  • Al terminar de leer un libro, preguntarle qué sabe ahora del tema y si ha cambiado algo de lo que pensaba.

  • Permitir que el niño aprenda mediante la búsqueda de  información en distintas fuentes y, después de que la analice, apoyarle para resolver las dudas que le surjan.

  • Ayudarle a comprender conceptos de forma crítica. Por ejemplo, podemos pedirle que busque una palabra en el diccionario para después preguntarle qué significa para él ese concepto.

  • Entrenarle en la resolución de problemas cotidianos: ayudarle a identificar el problema, hacer una lluvia de ideas sobre todas las posibles soluciones posibles, pensar las ventajas e inconvenientes de cada una de ellas y decidir cuál es la mejor opción final.

  • Realizar debates acerca de temas controvertidos en los que tenga que defender su postura  pero también la postura contraria con argumentos sólidos, no solamente con opiniones o creencias.

  • Enseñarle a comparar y contrastar cosas. Por ejemplo, preguntarle en qué se parecen y se diferencian dos conceptos, dos personajes...

  • Cuando se equivoque, hacerle preguntas para ayudarle a encontrar la verdadera solución fomentando un clima de confianza y relajado.

  • Permitirle decidir de manera autónoma para que aprenda a asumir la responsabilidad de sus propias decisiones

  • Analizar y comparar una noticia desde diferentes perspectivas ya sea con diarios, distintos canales de televisión, la radio…

  • Plantear un debate a partir de la lectura de un libro, de un artículo, de la visualización de un vídeo, de una situación conflictiva…


Beneficios de fomentar el pensamiento crítico desde la infancia 

Potenciar el pensamiento crítico les permitirá diferenciar la ingente cantidad de información que manejan y clasificarla, separando lo importante de lo secundario. Este requisito es  fundamental en nuestra sociedad digital, en la que están expuestos a un enorme torrente de contenido de todo tipo, especialmente fake news.  Si desde pequeños desarrollan la capacidad de cuestionarse la realidad y examinarla a fondo, llegarán a la edad adulta con una mayor madurez intelectual.

 

Es muy importante:

  • Fomentar en nuestros niños el interés por el conocimiento del máximo número de temas posibles.

  • Ayudarles a comprender el mundo que nos rodea mediante noticias cotidianas adecuadas a su edad, películas y/o documentales.

  • Animarlos a argumentar sus puntos de vista debatiendo temas, intercambiando los roles y tomando diferentes posiciones, analizando anuncios de la televisión con sus imágenes y mensajes, descubriendo publicidad engañosa.

  • Fomentar valores como la empatía, la justicia, la igualdad, el respeto y la tolerancia, la libertad, la honestidad, la responsabilidad o la humildad.

  • Practicar la toma de decisiones organizando y decidiendo juntos sobre actividades cotidianas como el reparto de tareas, las normas de convivencia en el aula… 


Ana Roa, pedagoga y  psicopedagoga


CASANOVA, M.A. (2013). La educación que exigimos. Madrid: La Muralla

ROA GARCÍA, A. (2023). Cómo educar en la cultura del esfuerzo. Córdoba: Almuzara

RUIZ, J.C. (2019). El arte de pensar para niños. Córdoba: Almuzara

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