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Arquitectos de futuros: por qué los maestros seguirán siendo esenciales en la era de la Inteligencia artificial.

Actualizado: 27 dic 2024

“Una buena formación favorece el avance de la humanidad. Sin ella, muchos talentos humanos se desperdician y la misma sociedad mantiene su inmovilismo e incluso sus fracasos. Cuando la educación de un país no está bien encaminada, los individuos que los forman naufragan en frivolidades o caen en lo peor de sí mismos.” María Victoria Reyzábal. “Educar para una sociedad sin modelos”.


A medida que las tecnologías avanzan e integran en los procesos de enseñanza, es fundamental reflexionar sobre la insustituibilidad del educador, especialmente en lo que respecta al desarrollo neuroemocional de los alumnos, que será la base de sustentación del futuro de la humanidad. Como dijo Frederick Douglass, es más fácil construir niños fuertes que reparar hombres rotos.


1. La inteligencia artificial (IA) como herramienta complementaria


Una herramienta es un instrumento diseñado y creado para facilitar la realización de una tarea específica. Ya sea un martillo, un software de edición o una calculadora, las herramientas son extensiones de nuestras capacidades que nos permiten lograr objetivos de manera más eficiente y efectiva. Es crucial entender que una herramienta es un medio para alcanzar un fin, no el fin en sí mismo.

La inteligencia artificial (IA) proporciona herramientas innovadoras que tienen el potencial de optimizar significativamente la experiencia educativa. Estas herramientas abarcan desde plataformas de aprendizaje adaptativo que personalizan el contenido basándose en los patrones neuronales individuales de procesamiento de información, hasta asistentes virtuales capaces de responder consultas y facilitar el aprendizaje en una amplia gama de disciplinas.


Sin embargo, es crucial reconocer que la IA, por muy impresionante que sea hay algo que no puede reemplazar: la magia que ocurre entre un maestro y su alumno, la danza de emociones, ideas y crecimiento personal que ninguna máquina puede imitar. Como decía Vygotsky, aprendemos y nos desarrollamos a través de nuestras interacciones con otros. Un buen maestro no solo enseña 2 matemáticas o historia; enseña a creer en uno mismo, a ser resiliente, a trabajar en equipo. Le ayuda a descubrir quién es y quién puede llegar a ser. Es un guía en su viaje emocional y social, tan importante como el académico.

Immordino-Yang y Damasio han demostrado que la emoción y la cognición están inextricablemente entrelazadas en el cerebro humano, influyendo profundamente en los procesos de atención, memoria y toma de decisiones y que la interacción humana, particularmente en el contexto educativo, activa regiones cerebrales asociadas con la empatía, la teoría de la mente y la regulación emocional, como la corteza prefrontal medial y el surco temporal superior formando conexiones significativas que facilitan el aprendizaje profundo.

Además, el concepto de neuroplasticidad, central en la comprensión moderna del aprendizaje, subraya la importancia de las experiencias ricas y variadas que solo las interacciones humanas pueden proporcionar plenamente. La plasticidad sináptica, influenciada por factores como la novedad, la relevancia emocional y el contexto social, se optimiza en entornos de aprendizaje que combinan el desafío cognitivo con el apoyo emocional.

Por lo tanto, si bien la Inteligencia Artificial (IA) está aportando numerosos beneficios al ámbito educativo, transformando la forma en que se enseña y se aprende, no deja de ser una herramienta que, en manos del educador, ayuda a la gestión pedagógica. Y, fundamentalmente al incorporar la IA en la educación, se está preparando a los estudiantes para un futuro donde esta tecnología será omnipresente. Esto les ayuda a familiarizarse con las herramientas y conceptos que serán fundamentales en su vida profesional.


2. La empatía como pilar educativo


La empatía una capacidad intrínseca del ser humano, permite a los educadores comprender las necesidades y emociones de sus alumnos. Esta comprensión es vital para crear un entorno de aprendizaje inclusivo y seguro beneficiando en rendimiento académico. (Decety & Jackson, 2014) (Zins et al., 2014).

La empatía, según las neurociencias, se compone de la capacidad de compartir las emociones de otros (componente afectivo), la capacidad de entender las perspectivas ajenas (componente cognitivo) y mecanismos de regulación que permiten mantener una distinción clara entre los sentimientos propios y los de los demás. Estos procesos son facilitados por sistemas neuronales que incluyen la corteza prefrontal, el sistema de neuronas espejo y otras áreas relacionadas con la regulación emocional y la toma de perspectiva. La activación de estas áreas permite a los individuos resonar emocionalmente con otros y comprender sus estados mentales, lo cual es crucial en un entorno educativo.


Un ambiente empático activa circuitos cerebrales que facilitan el aprendizaje y la memoria, al reducir el estrés y permitir un enfoque más claro en las tareas cognitivas, un entorno positivo puede reducir la ansiedad y aumentar la motivación y el compromiso. A su vez, la empatía permite a los profesores adaptar sus métodos de enseñanza a las necesidades individuales de los estudiantes. Al comprender las emociones y perspectivas de los alumnos, los profesores pueden identificar obstáculos emocionales o cognitivos que puedan estar afectando el aprendizaje. Esta comprensión permite una enseñanza más personalizada, que puede abordar las necesidades específicas de cada estudiante, promoviendo un aprendizaje más efectivo y equitativo.


Los estudiantes que experimentan empatía en el aula aprenden a modelar este comportamiento, desarrollando su propia capacidad para entender y responder a las emociones de los demás. Esto es especialmente importante en el desarrollo de habilidades de colaboración y resolución de conflictos, que son esenciales tanto dentro como fuera del entorno escolar.


Sin embargo, a pesar de sus beneficios, la aplicación de la empatía en el aula presenta desafíos. Los profesores deben equilibrar la empatía con la necesidad de mantener la autoridad y el control en el aula. Siendo importante que los profesores gestionen su propia carga emocional para evitar el agotamiento. Las neurociencias sugieren que la regulación emocional y el autocuidado son componentes críticos para mantener una empatía saludable y efectiva.


En un mundo cada vez más interconectado y diverso, la capacidad de entender y conectar con los demás es más importante que nunca, y la educación juega un papel crucial en el desarrollo de esta habilidad.


3. La Mediación del Conflicto y la Resolución de Problemas


“Los profesores pueden cambiar vidas

con la mezcla correcta de tiza y

desafíos.” (Joyce Meyer)


A medida que los estudiantes interactúan entre sí, surgen inevitablemente conflictos y desafíos. En este contexto, los maestros desempeñan un papel fundamental en la mediación de estos conflictos, enseñando a los alumnos a resolver problemas de manera constructiva. Aunque la inteligencia artificial (IA) puede ofrecer soluciones rápidas, carece de la capacidad para guiar a los estudiantes a través de procesos complejos de resolución de conflictos, un área donde la intervención humana del profesor es insustituible.


Desde la perspectiva de las neurociencias, la mediación de conflictos y la resolución de problemas en el aula tienen implicaciones profundas en el desarrollo cerebral y emocional de los estudiantes, particularmente en áreas como el núcleo accumbens y el área tegmental ventral. Esta activación libera dopamina, un neurotransmisor asociado con la sensación de placer y satisfacción. Este proceso no solo refuerza el aprendizaje de habilidades de resolución de conflictos, sino que también aumenta la motivación para enfrentar futuros desafíos.


La corteza prefrontal, responsable de las funciones ejecutivas como la toma de decisiones, el control de impulsos y la planificación, se desarrolla significativamente durante la adolescencia y la juventud temprana. La participación guiada en la resolución de conflictos, bajo la tutela de un profesor, estimula el desarrollo de esta región cerebral crucial (Diamond & Lee, 2011). Esto mejora la capacidad de los estudiantes para regular sus emociones y comportamientos en situaciones de estrés.


La resolución efectiva de conflictos reduce los niveles de cortisol, la hormona del estrés, en el cerebro. Niveles elevados de cortisol pueden inhibir la formación de nuevas neuronas en el hipocampo, una región crucial para el aprendizaje y la memoria (McEwen, 2017). Al enseñar a los estudiantes a manejar los conflictos, los profesores están indirectamente mejorando su capacidad de aprendizaje y retención de información.


Vemos así que el papel del profesor en la mediación de conflictos y la enseñanza de habilidades de resolución de problemas va mucho más allá de la simple transmisión de conocimientos. La presencia de un educador humano, capaz de adaptar sus estrategias a las necesidades individuales y grupales, proporciona un entorno de aprendizaje rico y dinámico que ninguna IA puede replicar completamente.


4. Fomento de la Creatividad y el Pensamiento Crítico


"La creatividad es la firma de Dios en el alma

humana." Rabino Abraham Joshua Heschel



Educar no es solamente trasmitir conocimientos sino dar la posibilidad a los alumnos de desarrollar aquellas características que plenifican su naturaleza.


Y entre éstas, dos son fundamentalmente humanas: la creatividad y el pensamiento crítico. La creatividad es la piedra angular de lo que nos hace humanos, como la define Damasio “es la manifestación más sofisticada de nuestro cerebro para resolver problemas mediante conexiones no evidentes", es nuestra esencia más profunda. Es lo que nos hace únicos, lo que nos permite adaptarnos, evolucionar y soñar más allá de los límites de lo posible.


Peter Facione define el pensamiento crítico como la capacidad de interrogar la información, las creencias o los conocimientos que se dan por sentados.


Los maestros son facilitadores que inspiran a los estudiantes a cuestionar, explorar y pensar de manera innovadora. En la era digital la capacidad de pensar de manera creativa y encontrar soluciones innovadoras será un activo invaluable para el éxito personal y profesional de las nuevas generaciones.


En un mundo donde los algoritmos pueden replicar el arte y la inteligencia artificial puede escribir poemas, ¿qué hace única la creatividad humana?


Cuando un estudiante se sumerge en un proceso creativo, su cerebro activa una compleja red neuronal que los científicos han bautizado como la "red por defecto" (Default Mode Network). Esta red, que se ilumina especialmente durante el vagabundeo mental y los momentos de aparente "no hacer nada", resulta ser la incubadora perfecta de las ideas más brillantes, y su función está relacionada con procesos internos como la memoria autobiográfica y la imaginación.


Lo más fascinante es que los últimos estudios en neurociencia cognitiva revelan que la creatividad es, en esencia, un proceso de conexiones inesperadas. Mientras que la IA puede procesar y combinar información a velocidades vertiginosas, el cerebro humano tiene la única capacidad de realizar saltos intuitivos, de conectar conceptos aparentemente dispares en formas que desafían la lógica lineal. Esta "serendipia neuronal" es precisamente lo que ningún algoritmo ha podido replicar.


Por ello, en un futuro donde la automatización será omnipresente, la capacidad de pensar de forma divergente, de encontrar soluciones novedosas y de ver patrones donde otros ven caos, será la ventaja competitiva más valiosa. No estamos preparando a nuestros estudiantes para competir con las máquinas, sino para hacer lo que las máquinas no pueden: soñar lo imposible y hacerlo realidad.


La educación actual debe transformarse para nutrir esta capacidad única. Necesitamos aulas que sean más laboratorios de ideas que fábricas de respuestas correctas. Espacios donde el error sea celebrado como parte del proceso creativo, donde la curiosidad sea el motor del aprendizaje y donde cada pregunta abra la puerta a mil posibilidades más.


El gran De Bono afirma que la creatividad es la inteligencia teniendo diversión. La educación es darle a esa diversión un propósito.


Cada vez que un maestro anima a un estudiante a pensar diferente, está activando circuitos neuronales que permanecerán activos durante toda su vida. Cada proyecto creativo, cada pregunta abierta, cada desafío que plantean, está esculpiendo literalmente el cerebro del futuro.


La neurociencia nos muestra también que la creatividad no es un don místico reservado para unos pocos elegidos, sino una habilidad que puede cultivarse como un músculo. Cuando los estudiantes participan en actividades creativas, sus cerebros generan nuevas conexiones neuronales, fortaleciendo especialmente la corteza prefrontal, sede de las funciones ejecutivas más sofisticadas. Este proceso, conocido como neuroplasticidad, es particularmente vigoroso durante la infancia y adolescencia, convirtiendo estas etapas en ventanas de oro para el desarrollo creativo


No se trata solo de fomentar las artes y las humanidades, sino de integrar la creatividad en todas las áreas del currículo.


Además, la educación en la creatividad también tiene beneficios para el bienestar emocional y mental de los estudiantes. El proceso creativo reduce el estrés, mejora el estado de ánimo y promueve un sentido de realización personal.


La verdadera revolución educativa no está en la tecnología, sino en entender y nutrir esta capacidad única del cerebro humano para crear. En un futuro donde todo puede ser automatizado, la creatividad será nuestra firma más personal, nuestra huella más indeleble en el mundo.


5. La Importancia del Apoyo Emocional


"Uno recuerda con aprecio a sus

maestros brillantes, pero con gratitud

a aquellos que tocaron nuestros

sentimientos." (Carl Gustav Jung)


Finalmente, el apoyo emocional que los maestros brindan a sus alumnos es insustituible. En un mundo donde la salud mental es cada vez más relevante, los educadores desempeñan un papel clave en la identificación y el apoyo a estudiantes que enfrentan desafíos emocionales. La IA no puede ofrecer el mismo nivel de comprensión y apoyo que un educador humano.


La neurociencia ha emergido en el ámbito de la educación permitiendo una comprensión más profunda del aprendizaje. Como dijo una vez el neurocientífico Francisco Mora, "El maestro tiene una gran responsabilidad, la de cincelar las mentes de los alumnos, de la misma manera que Miguel Ángel de un trozo de mármol consiguió hacer algo tan bello como el David"


Los maestros, con su presencia y guía, juegan un papel fundamental en la formación de los circuitos neuronales de sus estudiantes. Como señala Daniel Goleman, "En un sentido muy real, tenemos dos mentes, una que piensa y otra que siente". Los educadores tienen la capacidad única de nutrir ambas mentes, creando un entorno que fomenta tanto el crecimiento cognitivo como el emocional.


La investigación ha demostrado que el apoyo emocional de un maestro puede reducir la ansiedad y el estrés en los estudiantes, lo que a su vez mejora su capacidad de aprendizaje. La presencia de un maestro que escucha y valida las emociones de sus alumnos crea un entorno propicio para el aprendizaje y el desarrollo personal. Como dijo el pedagogo y filósofo Henri Wallon: "La educación es un fenómeno social que se desarrolla en un contexto afectivo", enfatizando la importancia del aspecto emocional en el aprendizaje.


Se ha identificado que la oxitocina, una hormona y neurotransmisor conocido por su papel en la promoción de vínculos sociales y emociones positivas, puede desempeñar un papel significativo en la mejora de estas relaciones educativas generando un ambiente de aula más positivo y colaborativo.


La presencia de oxitocina puede facilitar la creación de un entorno donde los estudiantes se sienten seguros y valorados, lo que a su vez puede aumentar su disposición para participar activamente y asumir riesgos en su aprendizaje.


Impacto en el Aprendizaje y el Rendimiento Académico


Las investigaciones sugieren que las emociones positivas y el apoyo social, ambos potenciados por la oxitocina, están vinculados a mejores resultados académicos. Cuando los estudiantes perciben que sus profesores se preocupan genuinamente por ellos, se sienten más motivados y comprometidos con su educación. La oxitocina puede ayudar a reducir los niveles de estrés y ansiedad en los estudiantes, permitiéndoles concentrarse mejor y procesar la información de manera más efectiva. Además, un ambiente de aula positivo puede fomentar un sentido de pertenencia y comunidad, elementos esenciales para el compromiso y la retención de los estudiantes.


Beneficios Emocionales y Sociales


Más allá del rendimiento académico, la buena relación entre profesores y alumnos tiene beneficios emocionales y sociales. Un profesor que actúa como un modelo de comportamiento empático y comprensivo puede influir positivamente en el desarrollo emocional de los estudiantes, promoviendo habilidades como la ya comentada empatía, la cooperación y la resolución de conflictos. Estas habilidades son fundamentales no solo en el contexto escolar, sino también en la vida personal y profesional de los estudiantes.


Fomentar un entorno educativo que valore la empatía, la confianza y el apoyo mutuo puede tener un impacto duradero en el éxito y el bienestar de los estudiantes, preparando así el camino para una sociedad más comprensiva y colaborativa.


6. Educar con el ejemplo: La piedra angular de una formación integral


"Lo que el maestro es, es más importante

que lo que enseña." (Karl A. Menninger)


Los maestros son modelos a seguir que enseñan no solo contenido académico, sino también habilidades socioemocionales.


En el vasto campo de la educación, pocas estrategias resultan tan efectivas y trascendentales como el acto de educar con el ejemplo. Esta práctica, que trasciende las palabras y se arraiga en las acciones cotidianas, se erige como un pilar fundamental en la formación de individuos íntegros y conscientes. La premisa es simple pero poderosa: las acciones hablan más fuerte que las palabras, y el aprendizaje más profundo ocurre a través de la observación e imitación de modelos positivos. La sabia frase de los antiguos “la palabra convence, el ejemplo arrastra” es un principio que no debemos olvidar.


La importancia de educar con el ejemplo radica en varios aspectos cruciales. En primer lugar, establece una coherencia inquebrantable entre las palabras y las acciones, demostrando integridad y autenticidad. Esta congruencia genera confianza y respeto en los educandos, elementos esenciales para cualquier proceso de aprendizaje significativo. Además, aprovecha la tendencia natural de los seres humanos, especialmente de los niños, a aprender por observación e imitación. El comportamiento observado se interioriza con mayor facilidad y profundidad que las meras instrucciones verbales.


En el ámbito del desarrollo de valores y habilidades sociales, el ejemplo se revela como una herramienta insustituible. Los valores, esos principios abstractos que guían nuestro comportamiento, se transmiten de manera más efectiva a través de acciones concretas que los encarnan. Similarmente, las habilidades sociales, tan cruciales para el éxito en la vida, se aprenden mejor al verlas en práctica en situaciones reales.


En el ámbito de la educación formal, los maestros no solo transmiten conocimientos, sino que también, consciente o inconscientemente, modelan actitudes y comportamientos. Su pasión por el aprendizaje, su ética de trabajo y su respeto por los demás se convierten en lecciones silenciosas pero poderosas para sus alumnos.


Para implementar efectivamente esta estrategia educativa, es crucial adoptar ciertas prácticas. La autorreflexión y la mejora continua deben ser hábitos constantes, evaluando regularmente las propias acciones y su impacto en los demás. La comunicación abierta es fundamental, explicando las razones detrás de las acciones y fomentando el diálogo y la retroalimentación. Admitir los propios errores y demostrar cómo se aprende de ellos no solo humaniza al educador sino que enseña resiliencia y adaptabilidad.


En un mundo donde las palabras a menudo se diluyen en la retórica, las acciones ejemplares se erigen como faros guía, iluminando el camino hacia un futuro más prometedor y una humanidad más íntegra.


¿Cómo explica la neurociencia el aprendizaje por el ejemplo?


La neurociencia ofrece varias explicaciones sobre cómo el aprendizaje por el ejemplo de otros, ya sean maestros o padres, es tan efectivo. Aquí se presentan los principales mecanismos neurológicos involucrados:


Neuronas espejo


Las neuronas espejo juegan un papel fundamental en el aprendizaje por observación:


- Se activan tanto cuando realizamos una acción como cuando observamos a alguien más realizarla.


- Permiten "simular" mentalmente las acciones observadas, facilitando su comprensión y posterior reproducción.


- Ayudan a interpretar las intenciones y emociones detrás de las acciones de otros.


Plasticidad cerebral


La plasticidad neuronal permite que el cerebro se modifique en respuesta a nuevas experiencias:


- Observar e imitar ejemplos crea nuevas conexiones neuronales.


- La repetición de estos comportamientos fortalece estas conexiones, haciendo que el aprendizaje sea más duradero.


Activación de múltiples áreas cerebrales


El aprendizaje por ejemplo involucra diversas regiones cerebrales:


- Áreas visuales y auditivas para percibir el ejemplo.


- Corteza motora para simular y posteriormente reproducir las acciones.


- Áreas emocionales como la amígdala, que asocian emociones con lo aprendido.


- Corteza prefrontal para el análisis y toma de decisiones sobre el comportamiento observado.


Memoria y consolidación


El cerebro procesa y almacena la información aprendida por ejemplo:


- La memoria de trabajo retiene temporalmente la información observada.


- El hipocampo ayuda a convertir estas experiencias en memoria a largo plazo.


- Durante el sueño, el cerebro consolida y refuerza estas nuevas conexiones neuronales.


Sistema de recompensa


El aprendizaje por ejemplo activa el sistema de recompensa del cerebro:


- La observación de modelos exitosos libera dopamina, un neurotransmisor asociado con la motivación y el placer.


- Esto refuerza el deseo de imitar y aprender de estos ejemplos.


Aprendizaje social y emocional


El cerebro está especialmente sintonizado para aprender de las interacciones sociales:


- Las áreas cerebrales involucradas en el procesamiento social se activan fuertemente al observar e interactuar con modelos como padres y maestros.


- El vínculo emocional con estas figuras aumenta la atención y la retención del aprendizaje.


A modo de conclusión


La educación es un proceso profundamente humano, y aunque la IA puede ser una herramienta valiosa, nunca podrá reemplazar la conexión humana que un maestro aporta al aula. Cuando un maestro cierra la puerta, tras el paso de último alumno, el recuerdo de esa relación íntima y afectiva se graba en los ínfimos espacios sinápticos de esas mentes que esperan su saludo, y se proyectará en un tiempo y espacio tan misterioso como impredecible. Pero quedará grabado y tendrá consecuencias.


La relación entre educador y alumno es un vínculo que trasciende la mera transmisión de conocimientos; es un intercambio emocional y social que nutre el desarrollo integral del ser humano. Por ello, en última instancia, el futuro de la educación no solo está en la tecnología, sino en la calidad de las relaciones que se establecen en el proceso de aprendizaje.


A medida que avanzamos hacia un futuro educativo cada vez más influenciado por la IA, es crucial recordar que el verdadero aprendizaje ocurre en el contexto de relaciones significativas y apoyo emocional. La insustituibilidad del maestro radica en su capacidad para guiar, inspirar y conectar con sus alumnos, cultivando no solo su intelecto, sino también su humanidad.


Y un último pensamiento de Mahatma Gandhi para mis colegas: “sé el cambio que deseas ver en el mundo”.


Dra. Beatriz Pizarro de Zulliger

15 de Noviembre 2024



 
 
 

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