Investigación Acción Colaborativa
- Dra. Encarnación Soriano Ayala
- 5 sept 2024
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Actualizado: 15 sept 2024
05 de octubre de 2024
Encarnación Soriano Ayala
Universidad de Almería (España)
En los últimos años se han producido movimientos a favor de la mejora del crecimiento personal y profesional del profesorado, centrándose en lo que se ha dado por llamar “paradigma de la colaboración”.
La colaboración entre la escuela y la universidad es tema que preocupa a investigadores, profesorado y políticos. Aunque existe la voluntad de esta colaboración, decía De Vicente en 1994 que las diferencias culturales crean dificultades entre ambos sectores. Por una parte, los investigadores educativos piensan que las escuelas son sus campos de trabajo y que pueden modificar horarios, currículos, etc., lo que favorece que haya desconfianza por parte de la escuela hacia el investigador de la universidad.
La investigación colaborativa de los profesores ofrece una vía para que éstos participen en el examen de las aulas y las escuelas para dar forma a las políticas, así como para salvar la brecha entre los profesores, los académicos y los organismos estatales (Rust & Meyers, 2003). Se han producido numerosas colaboraciones de investigación entre profesores, estudiantes, administradores y profesores universitarios (véase, por ejemplo, Cochran-Smith & Lytle, 2009; Pine, 2009). Estas colaboraciones han hecho que la investigación educativa sea más accesible para los profesores y, por tanto, ha ayudado a corregir algunas de las dinámicas de poder desiguales que subyugan a los profesores en la investigación educativa. Pensamos que hay que moverse cooperativamente en el plano de la igualdad y para ello implicar al profesorado en proyectos de investigación-acción colaborativa centrados en las necesidades del profesorado.
En esta colaboración entre investigadores y maestros, se enfrentan verdaderamente dos culturas distintas, cada una con sus valores, sus costumbres, sus formas de pensar; dos sistemas diferentes que interactúan de forma constante y simultánea.
Mi experiencia en I-A Colaborativa comenzó en el año 1999, cuando la migración que llegó a España durante esos años, hizo que aumentará considerablemente el número de alumnado procedente de otras nacionalidades en las escuelas españolas. La escolarización de alumnado inmigrado junto con el autóctono, hacía que cambiara la dinámica de la clase para buena parte del profesorado, pero para llevar a cabo este cambio, el profesorado no se sentía bien formado. Las principales dificultades que encontraron para el aprendizaje del alumnado inmigrado, se debían a diferentes causas: el desconocimiento del idioma, la integración en la nueva cultura y la “adaptación” a la nueva situación, e incluso algunos de los nuevos alumnos nunca habían estado escolarizados en sus países de origen.
Esta nueva realidad en las aulas, hizo que los maestros sintieran la necesidad de tener apoyo y ayuda para afrontar la nueva situación, lo que les llevó a conectar en la Universidad con mi grupo de investigación, en el que todos los miembros del equipo son expertos en investigación y en pedagogía intercultural. Esta realidad multicultural no solo estaba en España sino en otros países europeos, por lo que con profesores universitarios franceses e italianos, que participaban con nosotros en investigaciones, se llevó a cabo un proyecto de investigación, en el que se involucraron maestros junto a los investigadores universitarios. Este proyecto de investigación y formación del profesorado, se desarrolló teniendo como eje la Investigación-Acción Colaborativa, y fue financiado por la Comisión europea.
El proyecto nos permitió, en colaboración, trabajar e investigar conjuntamente a maestros e investigadores de la universidad, con el fin de ir logrando el cambio que se empezó a generar en las escuelas.
La Investigación-Acción Colaborativa es un enfoque dinámico y participativo que envuelve a partes interesadas (en nuestro caso a maestros e investigadores de la universidad) que trabajan juntos para abordar y solucionar los problemas definidos por la comunidad, en este caso, por la escuela. Es una metodología que hace hincapié en la cooperación, la reflexión y la acción, lo que lleva a resultados importantes para todos los participantes.
La investigación colaborativa tiene como objetivo crear en las escuelas una cultura de análisis de las prácticas, permitiendo a los profesores, con la ayuda de los docentes universitarios, transformar sus acciones y prácticas institucionales. El análisis de los resultados de los estudios teóricos y de los realizados en contextos político-institucionales dotó a la Investigación-Acción Colaborativa del adjetivo crítico, de acuerdo con la asunción y el compromiso de los implicados de que la realización de estudios en las escuelas es una inversión en la formación de calidad de sus profesores, con vistas a permitir la transformación de las prácticas institucionales hacia el cumplimiento de su papel en la democratización social y política de la sociedad (Garrido, 2005).
En un mundo más cambiante y globalizado, la mayoría de los problemas científicos de importancia crítica o las tecnologías innovadoras pueden resolverse a menudo mediante el trabajo conjunto de un equipo de investigadores de distintas procedencias. La fusión de diferentes campos puede hacer posible la consecución de objetivos increíbles. La investigación colaborativa permite el intercambio de ideas entre disciplinas, el aprendizaje de nuevas habilidades, el acceso a la financiación, una mayor calidad de los resultados, beneficios radicales y más satisfacción personal (Soriano, 2002).
Como Investigación-Acción, la investigación colaborativa participa del proceso de investigación, incluyendo las siguientes fases (Brown, 2024; Lenette, 2022; Soriano, 2002):
1. Identificación de problemas: Las partes interesadas definen de forma colaborativa los problemas que desean abordar, asegurándose de que la investigación sea importante para sus necesidades.
2. Participación de co-investigadores (Investigadores universitarios y maestros). Los participantes, reciben formación y participan en todas las etapas de la investigación, lo que fomenta el conocimiento y el empoderamiento de los implicados.
3. Se alternan ciclos de reflexión y acción: Se llevan a cabo ciclos regulares de reflexión y acción, lo que permite a los equipos evaluar los avances y adaptar las estrategias en función del análisis que se va realizando.
4. Recopilación y análisis de datos: los co-investigadores participan activamente en la recopilación y el análisis de los datos, lo que mejora la validez y la aplicabilidad de los resultados.
5. Implementar los resultados: Los resultados se utilizan para fundamentar las acciones que abordan los problemas identificados y promover el cambio y la transformación.
La colaboración es un proceso de aprendizaje mutuo en donde los participantes se convierten en co-investigadores/co-agentes al construir y visualizar en conjunto nuevas posibilidades para el logro de un propósito compartido con el fin de transformar la situación que no es la idónea. La colaboración genera capital social, promoviendo interacciones basadas en la confianza, el sentido de pertenencia y la interdependencia positiva (Demir, 2021).
Esta investigación es un acto de aprendizaje y formación de los implicados, hemos de decir que es una investigación que se hace cruzando fronteras. Fronteras culturales, que acompañan a cada profesional implicado en la investigación.
Referencias
Brown, T. (2024). Participatory Action Research. Oxford Research Encyclopedia of Criminology. https://oxfordre.com/criminology/view/10.1093/acrefore/9780190264079.001.0001/acrefore-9780190264079-e-838.
Cochran-Smith, M., & Lytle, S. L. (2009). Inquiry as stance: Practitioner research for the next generation. New York: Teachers College Press.
De Vicente, P. (1994). Nuevas formas de desarrollo profesional colaborativo, Revista de Ciencias de la Educación, 158; 1-15
Garrido, S. (2005). Critical-collaborative action research: constructing its meaning through experiences in teacher education. Educascao e Pesquisa, 31 (3).
Lenette, C. (2022). Participatory Action Research. The Americas, 79(3), 554-556.
Pine, G. (2009). Teacher action research: Building knowledge democracies. Thousand Oaks, CA: Sage.
Rust, F., & Meyers, E. (2003). Introduction. In E. Meyers & F. Rust (Eds.), Taking action with teacher research (pp. 1-16). Portsmouth, NH: Heinemann.
Soriano, E. (2002). La investigación-acción cooperativa y la formación del profesorado en contextos educativos multiculturales. XXI Revista Educación, 4, 119-139.
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